Algo malo le pasó a México, al grueso de los mexicanos que creyendo en una falsa esperanza, crearon un monstruo destructor, un imperio que poco a poco se va desbaratando, un reinado fatal que engendrado en su populismo ha caído en su propia desgracia, que no ha sido capaz de gobernar una nación ya ni siquiera a medias, en lo absoluto, que se ha extraviado en sus fantasías y mentiras mal contadas, que se ha edificado a sí mismo como el salvador de patrias teniendo en su aposento a un pueblo sumergido en la miseria, en la falta de seguridad, de medicinas y hospitales, vaya pues, en un serio dilema que no lo deja vivir.
Desde todos los rincones de la patria se escuchan voces clamando justicia, después de que el gobierno de la llamada Cuarta Transformación ha fracasado, engendrado, en mayor énfasis, los males que aquejan al país en lugar de combatirlos, es decir, persisten la corrupción, la inseguridad y el abandono a las familias mexicanas, sin oportunidad de desarrollo, con mayor miseria y desempleo.
Hay quienes afirman que Andrés Manuel López Obrador fue buen candidato, pero un pésimo mandatario; de nada le sirvió su insistencia de llegar a la presidencia de México porque una vez con el poder en sus manos no supo qué hacer con él. Extraviado en sus fantasías populistas, hoy le adeuda a sus compatriotas el derecho a ser felices, en un lento genocidio del que es el único responsable, porque a él se deben las miles de muertes por no atender como debiera la pandemia de covid-19, así como por pensar que con abrazos no balazos frenaría a los grupos criminales que parecen tener permiso para acrecentar sus imperios de terror.
En su artículo publicado en La Silla Rota, el escritor Ricardo Alemán hace un recuento de los fracasos del mandatario mexicano como un gobierno fallido y cuyo mayor logro es la implantación del cinismo como política pública.
“Una administración que hizo más pobres a los pobres, más ricos a los ricos; más poderosos a los criminales organizados; que sumó más muertes violentas que ningún otro gobierno, más feminicidios que nunca; que elevó a niveles de tragedia el desempleo, que destruyó la economía, la educación y el sistema de salud y que hasta hoy es el gobierno más corrupto de la historia”.
En una radiografía, el escritor plasma algunos fracasos de AMLO y su fallido gobierno, siendo los siguientes: prometió defender la democracia y a cuatro años es el más eficiente destructor del INE y de la democracia toda; prometió no mentir y es un mitómano consumado.
Prometió no robar y es una de las familias políticas más ladronas; prometió que no sería igual a los gobiernos del PRI y del PAN y resultó el peor gobierno de todos; prometió que su gobierno licitaría el 100 por ciento del gasto y ha ocultado el 99 por ciento del gasto; prometió austeridad franciscana y vive en un palacio impensable.
Fracasó la promesa de que primeros serían los pobres. Hoy los pobres son más y, sobre todo, son pobres extremos; fracasó su manejo económico y la inflación es la más alta en décadas: 10 por ciento, lo que condena a los pobres a no alcanzar la canasta básica; fracasó en su promesa de que el crecimiento económico en su gobierno sería de seis por ciento. Hoy, el crecimiento es negativo; fracasó en la creación de empleos; en los últimos seis meses se sumaron dos más, a los 10 millones de desempleados ya existentes.
Fracasó estrepitosamente en el control de la inflación; fracasó en el endeudamiento externo, el mayor de la historia; fracasó en la promesa de bajar el precio de la gasolina. Hoy es más cara que en Estados Unidos; fracasó en bajar el precio de energía eléctrica y hay más apagones; fracasó en su promesa de bajar el precio del gas doméstico.
Fracasó en su promesa de bajar el precio del diésel; fracasó en su promesa de acabar con la corrupción. Hoy México es uno de los cinco países más corruptos del mundo; fracasó en su promesa de acabar con el desabasto de medicinas; fracasó en su promesa de que el sistema de salud mexicano sería igual al de Dinamarca. Hoy es uno de los peores sistemas del mundo; fracasó en la atención de la pandemia y México ocupa uno de los cuatro peores lugares del mundo.
Fracasó el presidente mexicano en la atención a muertes en exceso; superan las 500 mil vidas perdidas; fracasó en atender a trabajadores de la salud; México ocupó el primer lugar mundial en muerte de médicos y enfermeras por covid-19; fracasó en rehabilitar el IMSS, el ISSSTE y los servicios de salud pública, los cuales están peor que nunca.
Fracasó en la construcción de 100 universidades. Hoy no existe una sola de esas 100; fracasó en la contención de la violencia y el crimen; fracasó la promesa de que acabaría con las muertes violentas; se aproxima a 160 mil vidas perdidas; fracasó al prometer que acabaría con las masacres; prometió y fracasó en la lucha contra el feminicidio; fracasó en la promesa de que ni un periodista muerto más. En México han muerto 64 periodistas en cuatro años.
Tampoco se redujo el número de desplazados y otra vez México está entre las naciones con más desplazados por la violencia; el secuestro es otro delito sin freno; estamos peor que nunca: los mexicanos desaparecidos suman la cifra escandalosa de 120 mil; el avance de las bandas criminales llega a sus máximos históricos, entre otros fracasos más.
De ese tamaño es la enorme deuda que tiene López Obrador con los mexicanos, en lo que lleva de su gobierno, habría que ver lo que falta, donde su ambición de poder es enorme y pretende mantener a Morena en el gobierno, pese a quien le pese, aunque la nación se siga hundiendo en el pantano, para el presidente primero están sus caprichos.
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