Pasó ya el 10 de mayo, día elegido para celebrar a las madres, para agradecerles a ellas no solo que sean las que alumbren y den vida a otro ser humano, sino por los sacrificios que hacen por sacar adelante a sus familias; vestirlos, alimentarlos, educarlos, curarlos; aunque la mayoría de las veces lo hacen ellas solas.
Ese día, las plazas se llenan de flores y pequeños regalos, los medios de comunicación se inundan de comerciales y ofertas de más regalos para mamá, las autoridades las mencionan en cada uno de sus discursos y no se cansan de elogiarlas; salen las frases y los poemas, se hacen los eventos escolares y muchas veces también en oficinas, en fin, por todos lados se les festeja.
Tristemente, todo este homenaje a las madres se esfuma el resto del año; hemos creado una cultura que romantiza el sacrifico que millones de ellas deben hacer para salir adelante, pues mientras se les celebra un día, todos los demás quedan olvidadas y relegadas a seguir cumpliendo el rol que la sociedad les ha impuesto, hablando de la sociedad capitalista.
Durante mucho tiempo la sociedad se erigió sobre el matriarcado, es decir, que era la mujer la que sacaba adelante a los que formaban parte de su comunidad, pero al surgir la propiedad privada y con ello la división de clases sociales, el hombre pasó a ser el que llevaba el suministro a la familia y, por tanto, el que daba las órdenes en el seno familiar, esto a su vez, se replicó en toda la sociedad.
Hago este pequeño recorrido para introducir algunos datos sobre la situación actual: en México la participación laboral de las mujeres tiene registros del 39.1 por ciento, esto quiere decir que son 22.5 millones de mujeres las que trabajan, comparada con el 60.9 por ciento de los hombres que se encuentran en el campo laboral y según datos de El Economista el siete por ciento no recibe ningún ingreso al mes, el 31 por ciento alcanza apenas los 4 mil mensuales y el 33 por ciento llega a alcanzar los 8 mil pesos mensuales, mientras que solo el 29 por ciento percibe cinco salarios mínimos al mes, comparado otra vez con el 71 por ciento de los hombres que lo perciben.
Por otro lado, El País dio a conocer que, a nivel nacional, las mujeres ganan 19.2 por ciento menos que los hombres, muchas veces haciendo el mismo trabajo o incluso uno superior al de ellos; este criterio muestra también algunas aristas, pues no son las mismas condiciones en las que laboran las mujeres en la CDMX que en Chiapas, por ejemplo.
Toda esta situación laboral se da a pesar de los llamados de organizaciones y gente con más conocimiento sobre el tema que han incitado al gobierno federal a incluir a las mujeres en el sector laboral con salarios bien remunerados, por ejemplo, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) calculó que una mejor inclusión de las mujeres en el sector laboral podría hacer crecer el Producto Interno Bruto (PIB), en un 15 por ciento. Todos los datos anteriores nos refieren solamente a la situación laboral, pero la falta de apoyos por parte del Gobierno federal también golpea al sector tan aclamado el 10 de mayo. Veamos un poco sobre esto.
En su mañanera del mismo 10 de mayo, el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió el diálogo con la siguiente introducción: “Nuestras más sinceras y afectuosas, cariñosas felicitaciones a las mamás, a las que están en nuestro país y en el extranjero; a las que todavía nos acompañan, a las que ya se nos adelantaron, (…), muchas felicidades a todas; a las que están sufriendo por sus hijos, por sus desaparecidos; a las que están enfermas o están preocupadas por sus familiares enfermos; a las mujeres humildes, pobres de todas las comunidades y pueblos, a todas las mujeres, a todas las mamás”, un mensaje sin duda, orientado a ser escuchado por la masa trabajadora.
Pero la realidad, es otra. A diferencia de lo que muchos pudiéramos creer, la cantidad de mujeres que han tenido que emigrar a los Estados Unidos en busca de “mejores condiciones laborales”, alcanzó el 46.7 por ciento, cifras que no dejan de crecer; pero esta salida de nuestro país no es precisamente porque aquí se viva bien, todo lo contrario, México al no crear empleos bien remunerados obliga a que su fuerza de trabajo salga a buscar algo mejor. Definitivamente, nada de que enorgullecernos.
“A las que están sufriendo por sus hijos, por sus desaparecidos”, dijo el presidente. Pero tomemos los datos dados a conocer por El Economista que indican que tan solo en el periodo del primero de diciembre de 2018 al 17 de abril de 2022 en el país desaparecieron 30 mil 623 personas, un incremento del 95.8 por ciento comparado con el mismo periodo del expresidente Enrique Peña Nieto, cuando el registro fue de 15 mil 633 casos. Estas cifras, sin duda, llaman la atención y cada uno de esos desaparecidos es hijo de alguien que sigue buscándolo, pero a quien las dependencias con el presidente a la cabeza han ignorado y le han vuelto la espalda.
Y felicitar a las madres humildes de comunidades y pueblos es una muestra más de la demagogia presidencial, de la verborrea que intenta ocultar la realidad del país, pues mientras por un lado se felicita por otro lado se les quitan todos los apoyos que lograban hacer su vida un poco más llevadera. No podemos olvidar que fue el gobierno morenista quien se encargó de eliminar las guarderías infantiles, los comedores comunitarios, el apoyo con medicamentos para niños con cáncer, los centros de mujeres violentadas y muchos apoyos más.
Se deja pues, a las madres a su suerte el resto del año y una simple felicitación servirá acaso para tranquilizar la conciencia de quien las ignora y les niega un mejor futuro, pero nada más. Lo dicho en el púlpito presidencial de nada servirá sino se respalda con acciones; es necesario y urgente que el pueblo entienda que eso no bastará, que se necesitan programas y planes para trabajar por un país que no olvide a este sector y que le garantice condiciones de vida donde puedan desarrollarse ellas y sus familias. Que la celebración del 10 de mayo no quede en palabras, que pase a los hechos.
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