MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Despertemos al gigante dormido: al pueblo pobre de México

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Ya lo dice la escritora chilena Marta Harnecker en la introducción de su libro Qué es la sociedad:

“Las revoluciones sociales no las hacen los individuos, las ‘personalidades’, por muy brillantes o heroicas que ellas sean. Las revoluciones sociales las hacen las masas populares. Sin la participación de las grandes masas no hay revolución. Es por ello que una de las tareas más urgentes del momento es que los trabajadores se eduquen, que eleven su nivel de conciencia, que se capaciten para responder en la mejor forma posible a sus tareas revolucionarias. Si queremos transformar nuestra sociedad en una nueva sociedad, tenemos que ser capaces de enraizarnos en su historia, de comprender cuáles son sus características fundamentales en la actualidad: su carácter capitalista dependiente, el papel que juega en ella el capital extranjero y de diagnosticar con qué fuerzas sociales se puede contar para cambiar la situación de opresión y miseria en que viven nuestros pueblos”.

En las líneas anteriores queda clara la importancia de la participación del pueblo en la lucha social, en la construcción de una nueva y mejor sociedad, una sociedad más justa para todos, sin la participación activa del pueblo los grandes cambios no serían posibles y la historia ha demostrado que esto es cierto. 

Sólo en las películas hollywoodenses la sociedad es salvada por un solo hombre con súper poderes, con mucho dinero o extremadamente fuerte, haciéndonos creer que la solución de nuestros problemas es asunto de otros, que otros se encarguen de resolverlos mientras el pueblo sigue viviendo tranquilo, sin ninguna preocupación.

Pero eso sólo pasa en esas películas; en la vida real las cosas son totalmente distintas. Aquí viven millones de pobres que todos los días tienen que salir a trabajar para llevar el sustento a su casa; aquí miles de estudiantes no tienen condiciones dignas para estudiar; aquí las amas de casa tienen que hacer malabares para hacer rendir el poco dinero que ingresa al hogar (cuando bien les va). Esta es nuestra realidad y esa es la que urge cambiar.

Así, el pueblo debe tomar conciencia de su importancia en la construcción de una nueva sociedad, pero al estar todo el día pensando en qué va a comer mañana se aleja de su educación política, se preocupa sólo por lo que le pasa a él y a su familia. El mismo sistema lo ha convertido en un ser individualista, pero eso debe cambiar con urgencia. 

Entendiendo la importancia del pueblo y de su educación política para que cumpla con su tarea histórica revolucionaria transformadora, el Movimiento Antorchista Nacional (MAN) desde hace cincuenta años se echó esa tarea a cuestas: hablar con los campesinos, colonos estudiantes, amas de casa, obreros, para organizarlos, educarlos políticamente; hablándoles de su importancia en la construcción de una sociedad más justa, además de luchar con ellos para lograrlo.

Hoy, esa tarea está más vigente que nunca; la participación de las masas populares es fundamental, pero no una masa cualquiera.

Es necesario que el pueblo se eduque y esa es la actividad que todos los días realizan los activistas del Movimiento Antorchista Nacional para lograr despertar al gigante dormido, el pueblo pobre de México.

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