Aunque hay quienes afirman que la enfermedad del dengue no es “de pobres”, Antorcha Campesina afirma que la actual proliferación alarmante del dengue en el Sureste y otros estados del país, “es claro que no es culpa solamente del tipo de enfermedad ni de las condiciones de inmunidad, sino de la pobreza de las familias afectadas y de la irresponsabilidad de quienes nos gobiernan”.
Así lo afirmó el Vocero estatal del Movimiento Antorchista en Campeche Javier Martínez Jaramillo, al advertir que los resultados que se publican en los reportes de las semanas epidemiológicas de la Secretaría de Salud, demuestran que la enfermedad está creciendo sin control “en los estados más pobres, y los números que reflejan las estadísticas son de espanto”.
Precisó que al hacer el contraste entre la semana epidemiológica 38 de este año con la del año anterior, “muestran un incremento de 316 por ciento en los casos confirmados y de 342 por ciento en los fallecimientos, por lo que se proyecta que este año terminará con más de 53 mil casos, cuatro veces más que en 2022, y cerca de 300 víctimas fatales, tres veces más que en 2022.”
Martínez Jaramillo se apoyó, además, en las afirmaciones de la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), que, al referirse en su página a las cinco enfermedades virales transmitidas por los mosqitos: dengue, paludismo, chikungunya, fiebre amarilla y zika, “parecen haber iniciado un proceso de globalización y expansión más allá de los trópicos. Más del 70 por ciento de los países afectados por estas y otras enfermedades tropicales son de ingresos bajos o medios-bajos, de igual modo el 100 por ciento de los países de bajos ingresos están afectados por al menos cinco de ellas, reflejando su distribución desigual en el mundo, damnificando sobre todo a poblaciones empobrecidas”.
Finalmente lamentó que sigan habiendo funcionarios irresponsables que ayudan a la propagación de las enfermedades pues las medidas de prevención no se pueden aplicar “cuando la vivienda es precaria y no se cuenta con servicios urbanos y de atención de la salud proporcionados por los gobiernos, y menos en las comunidades marginadas a las que por lo regular, los gobernantes no quieren atender, se niegan a proporcionar los servicios básicos y les niegan hasta las nebulizaciones contra los mosquitos, alegando que ‘no hay dinero’ o que tal asentamiento ‘es irregular’ … ; la discriminación política y electorera se vuelve, así, un factor de riesgo y causa de contagios y muertes.”
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