Estamos nuevamente en el Teatro La Paz, en donde hemos visto desfilar verdaderos manjares culturales a lo largo del XVIII Concurso Nacional de Teatro organizado por el Movimiento Antorchista.Hoy se presenta la última obra de la categoría Semiprofesional; el honor lo tiene el Estado de México, que presenta la puesta en escena La Celestina, tragicomedia atribuida a Fernando de Rojas.
Estarán dando las 11:00 de la mañana cuando los maestros de ceremonia dicen: "Tercera llamada.Comenzamos".La obra se desarrolla entre risas y gritos, y cierra con un magistral monólogo de Pleberio, que lamenta la temprana muerte de su hija, Melibea, quien se ha aventado de la torre de su casa al saber muerto a su amado Calisto.Hurras y aplausos salen del público, asombrado por la capacidad que tiene una obra de hacerte reír pero también de hacerte llorar y, sobre todo, de hacerte reflexionar sobre la sociedad en que vivimos.
Terminada la última puesta en escena, se acerca el momento de las premiaciones, y en los rostros de artistas e invitados se pueden adivinar la excitación, los nervios, la esperanza de hacerse con un galardón.
Sin embargo, antes de llegar al climax del concurso, es preciso que deleitemos las pupilas con un rico programa cultural organizado por los Grupos Culturales Nacionales del Movimiento Antorchista.Y si la inauguración estuvo dedicada a los 100 años de la Revolución rusa, la clausura la han dedicado a Mexico y, en concreto, a un estado muy importante para el desarrollo de la cultura mexicana: a nuestro querido Jalisco (¡ay Jalisco nunca te rajas!).Primero sube nuestro talento musical, Wences como le dicen los amigos, a interpretar la canción Hasta que perdió Jalisco (originalmente cantada por el gran Jorge Negrete, el charro que dio a conocer a México a nivel internacional) y seguido de él nos presentan un cuadro de folclor de bailes jaliscienses, en donde los hombres (bailarines esbeltos y de una figura que alegra la vista de cualquier dama) son con justicia- los actores principales, mostrando sus pasos de baile vestidos de charro: con sombrero ancho, botas y pantalones ajustados.
Terminado este espectacular (por bello y por bien ejecutado) mosaico cultural, pasamos, ahora sí, a las premiaciones.
Se comienza con los ganadores del XIII Concurso Nacional de Pintura, donde 64 de los más de 100 concursantes logran obtener algún lugar.
Después, el presidente del jurado calificador en la categoría Amateur, ingeniero Omar Carreón Abud, nombra a los ganadores correspondientes: mejores actores secundarios, mejores actores, mejor dirección y mejor puesta en escena.Las obras de la categoría Amateur fueron de tal calidad, que el jurado se vio en la necesidad de dar dos primeros lugares: Visita de la vieja dama, representando a la Ciudad de México, y Edipo Rey, siendo del estado anfitrión, San Luis Potosí.
Pero la tensión crece y crece y crece.Los lugares, los premios que todos estamos esperando escuchar son los de la categoría Semiprofesional, la más reñida del concurso y que este año ha demostrado haber elevado su calidad con respecto al anterior.
El líder nacional del Movimiento Antorchista, consciente de los nervios que nos carcomen y la excitación en las caras de todos los presentes, decide dar las premiaciones antes de dirigirnos unas palabras.Poco a poco, se va delineando al ganador máximo de este evento: Coriolano, obra presentada por las Comisiones Centrales del Movimiento Antorchista y dirigida por la licenciada en Arte dramático, Vania Mejía López; además del primer lugar en Mejor puesta en escena, se lleva a casa el premio a Mejor actor secundario, a Mejor actor y a Mejor dirección.El público se enardece, se escuchan gritos desaforados por todos lados y vítores salen de los rincones más oscuros del teatro.
La juventud está contenta con este ganador, pues la obra está conformada puramente por estudiantes y ninguno de ellos se dedica al teatro de manera profesional ni lo está estudiando como carrera.Y ése es el perfil de todos los participantes del concurso: ninguno es profesional del teatro, lo practican por amor al arte; para desarrollar sus capacidades, dormidas hasta entonces; para ser hombres más integrales, capaces de hacer de todo; es decir, para educarse.Y entonces, vemos en el escenario a campesinos, señoras y estudiantes que han encontrado en el teatro una forma de expresar su ser y confirmarse a ellos mismos.Y es un espectáculo digno de admiración y respeto.
Pero dejando de lado esta necesaria digresión, volvamos a lo que sucede dentro del recinto.Luego de haber dado las premiaciones y haberse esperado a que se calmaran los ánimos (contenidos hasta ese momento y que se habían desbordado al momento de la premiación, ya fuera en gritos de júbilo o en llantos de decepción) el ingeniero Aquiles Córdova Morán (el Maestro para todos los antorchistas) pronuncia las palabras que cerrarían con broche de oro esta jornada cultural y de lucha.Me permitiré parafrasearlo confiando en que escribiré lo que quiso transmitirnos y temiendo que pueda calumniarlo; el Maestro mencionó que tanto la pintura como el teatro son armas que deben servir al pueblo para educarse, para elevarse espiritualmente, para comprender temas ya no superficiales, sino profundos, de carácter filosófico, político, económico y social, pues a través del teatro y de la pintura es posible enviar este tipo de mensajes, y lo único que hace falta es que el emisor busque el medio adecuado (o sea, el teatro y la pintura) para que éste verdaderamente llegue al receptor.
Quiero cerrar esta pequeña crónica, citando las siguientes palabras del líder antorchista; palabras que, creo, deben quedarse en la mente de todos los que se digan luchadores sociales: "Tenemos que aprender a odiar lo sucio, lo asqueroso, lo inhumano de la vida dondequiera y comoquiera que se presente, porque también la podredumbre va vestida de traje y corbata".Grabémonos estas palabras y, actuando en consonancia con el llamado del líder antorchista, promovamos y practiquemos el arte en cualquiera de sus formas.
Gracias por haber leído mis impresiones de este magno concurso.Sólo me resta decir: ¡Nos vemos el próximo año, queridos lectores!
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