En los días que corrieron de la reciente semana finalizada, nos enteramos por varios medios informativos que una nueva variante del coronavirus había surgido: Ómicron, la cual se identificó por primera vez en Sudáfrica, el pasado miércoles 24 de noviembre; ya para el viernes 26 la Organización Mundial de la Salud, la clasificó como "una variante de preocupación". A raíz de ello, la variante se encuentra ya en cerca de 40 países al momento de redactar estas líneas, entre ellos, Bélgica, Reino Unido, España, Canadá, Alemania, Italia, Estados Unidos y México.
¿Qué es la variante Ómicron? La información que ha arrojado la investigación de los científicos, es que esta repetición en nueva presentación del coronavirus, es grave debido a su gran capacidad de mutar (cambio al azar en la secuencia del ADN) lo que provoca que sea más fácil de transmitir y más resistente a las vacunas existentes. Es importante señalar que aún se sabe poco a cerca de ómicron, pero no se descarta un panorama complicado para su prevención y ataque.
A partir de esto, en México, a las autoridades pareciera no importarles lo que se viene, una vez más, su actitud es como si se tratara de una “simple gripe”. el brillante subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, aseguró que la nueva variante del coronavirus no es más grave, que no es necesario cerrar fronteras: “Una variante que sea más transmisible, como ómicron, y que no cause enfermedad más grave ayuda al propósito social de lograr inmunidad social más rápidamente”, esto lo declaró, a pesar de que la OMS recomendó tomar medidas, como cancelar lo más posible la movilidad interna y externa de los países; vemos, pues, que no hay mínima preocupación por resguardar la vida de los mexicanos, por parte de los funcionarios del gobierno federal.
Queda expuesto que no hay estrategias para enfrentar de manera efectiva el futuro incierto que nos depara Ómicron, se sigue restando importancia a las repercusiones en la salud y en la economía, ya de por sí agrietada todavía más a raíz del Covid-19 en nuestro país, y que no se ha podido recuperar. Sumemos a ello que el gobierno de la Cuarta Transformación ha estado recortando presupuesto a todo, al combate a la pandemia, a la educación, a la salud en general, al empleo, a infraestructura pública, casi todo ello, con excepción de la pandemia, desde que subió al trono del poder, en 2018.
¿Cómo poder pelear contra una nueva cara del Covid-19 si ni siquiera se ha terminado de inmunizar a la población? Es imposible, no olvidemos tampoco que hay miles de vacunas que no se han aplicado, que están “guardadas”, ¿para qué? Además, aún hay millones de jóvenes menores de edad que todavía no se vacunan, para empezar por falta de información sobre la necesidad de hacerlo y el proceso está siendo lento para la aplicación del biológico.
Los mexicanos no estamos seguros con la forma de pensar y de gobernar de la 4T, en medio de una creciente pobreza, y los nuevos casos y muertes por coronavirus, que al corte del viernes 3 de diciembre, según el reporte técnico diario fueron de tres millones 897 mil 452 casos positivos y 294 mil 903 decesos, ahora llega una variación, hasta donde sabemos, más peligrosa y más resistente. ¿Qué nos espera? Más que ser pesimistas, debemos ser realistas, nos espera repetir la historia de seguir perdiendo familiares, amigos, conocidos, que se saturen hospitales, que la economía se hunda más en el hoyo… y nos espera seguir tendiendo un gobierno inhumano y autoritario.
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