Ahora que legalmente han iniciado las campañas electorales en busca de poder, los políticos de siempre, y que presumen llevar muchos años sirviendo a los queretanos, no deberían olvidar que a pesar de las 214 mil personas que teóricamente salieron de la pobreza según el Gobierno estatal, en el estado existe una gran desigualdad económica que aceleradamente aleja a una clase de la otra, a pesar de ser una de las entidades del país más productoras de riqueza.
Querétaro, sólo después de la Ciudad de México, es la entidad que ocupa el segundo lugar por su desempeño económico, y por lo mismo, es considerada como una de las entidades más destacadas del año, de acuerdo con varios indicadores económicos y sociales de 2023 dados a conocer por los indicadores económicos del semáforo de ¿México, cómo vamos?
Lo cierto es que la riqueza que produce la clase trabajadora no se corresponde con su calidad de vida. En el estado hay quienes lo tienen todo; viven en zonas exclusivas, equipadas con todos los servicios públicos, vialidades, escuelas, albercas, seguridad privada que los cuidan las 24 horas; todo de primera calidad, de lujo, y desdeñan las pésimas condiciones de las colonias populares donde viven los trabajadores queretanos.
Los municipios con mayor índice de delictivo son Querétaro, San Juan del Río, El Marqués, Corregidora y Pedro Escobedo.
Pero no deben olvidar que también corren el peligro de ser alcanzados por las consecuencias sociales. Los políticos y gobernantes no deben conformarse con visitarlas cada tres o seis años en tiempos de campañas, cuando lo necesitan para arrancar el voto a como dé lugar: con despensas, tinacos o tarjetas.
Los trabajadores padecen problemas de inseguridad, falta de servicios públicos elementales: agua potable, luz eléctrica, drenaje, pavimento, transporte público eficiente y barato, escuelas, clínicas, espacios para la recreación y el esparcimiento, etcétera.
Datos oficiales indican que los municipios con mayor índice de delictivo son Querétaro, San Juan del Río, El Marqués, Corregidora y Pedro Escobedo, donde se concentra la mayor población local o que llega de otras entidades.
En Querétaro capital, por ejemplo, se identifican doce colonias conflictivas por orden de criminalidad y peligrosidad: entre ellas, Menchaca I, II y III, San Pedrito Peñuelas, Lomas de Casa Blanca, Reforma Agraria, Cerrito Colorado, El Tintero, San José el Alto, Carrillo Puerto, Bolaños, Satélite, Lindavista.
Un reporte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio de Querétaro ubica además como colonias peligrosas a las que los taxistas evitan brindar sus servicios: La Tinaja, Nueva Creación, Real de España, Santa Rosa Jáuregui, El Tepetate y San Francisquito, 10 de Abril, Paseos de Abril, Juncos, Tierra y Libertad, y Las Margaritas, Hacienda Santa Rosa entre otras más.
No menos peligrosas son varias colonias ubicadas en las inmediaciones de la Alameda, sobre todo por la noche, en las colonias de la salida de Celaya, en el Marqués y Corregidora. Si los propios organismos gubernamentales y municipales tienen identificados estos problemas, ¿cuál es la razón por la que no disminuyen?
La respuesta es obvia: no hay ningún interés de parte de las autoridades por combatir la pobreza, pues están convencidos que el porcentaje de estos males sociales es mínimo y está muy localizado, de manera que pueden seguir presentando al Estado de Querétaro, cómo uno de los más “seguros” y desarrollados, porque ocupa el octavo lugar a nivel nacional en este rubro, y así continuar con su plan de crecimiento, haciendo grandes negocios, asociados con grandes desarrolladores de vivienda, algunas de ellos mismos, en zonas exclusivas, con grandes torres departamentales en Juriquilla, Cañadas del Lago, Milenio, con todos los servicios, dejando en el olvido y la miseria a las colonias populares del estado.
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