El Paquete contra la Inflación y la Carestía (Pacic), iniciativa del presidente, Andrés Manuel López Obrador, no ha sido capaz de detener el encarecimiento de la canasta básica, pues desde su presentación (4 de mayo) a la fecha, su precio se ha incrementado 6 por ciento, incluso algunos productos presentan incrementos de entre 30 y 124 por ciento, de acuerdo con un monitoreo del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Al cierre de julio, el costo de la canasta básica establecida por el gobierno, a través de la Profeco, tiene un costo de mil 114 pesos; es decir, 69.2 pesos más respecto a los mil 45 pesos que costaba la última semana de abril, justo antes de la presentación del Pacic.
Cabe apuntar que el monitoreo del GCMA tiene 26 productos, mientras que el de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), 24.
De abril a la fecha, según el seguimiento semanal del GCMA, 19 productos de la canasta básica reportan un incremento y sólo siete una disminución.
El 4 de mayo pasado el gobierno informó que llegó a un acuerdo con la iniciativa privada para mantener estable el precio de 24 productos claves para las familias mexicanas, mismos que tienen una incidencia de 46 por ciento en la inflación de los alimentos. No obstante, como muestran los números, los aumentos continúan.
De abril al cierre de julio pasado, los productos que reflejaron mayor incremento fueron la naranja con 124.4 por ciento; papa, 82.7; jitomate saladette, 31, y huevo blanco 16.6 por ciento.
Hay que recalcar que dentro del concepto de canasta básica, diversos economistas incluyen otros productos y servicios indispensables para una familia promedio, por ejemplo, según Héctor Iván del Toro Ríos y un grupo de investigadores del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA) de la Universidad de Guadalajara: “Para adquirir los 123 productos de la canasta básica se necesitan 11,529 pesos. En una canasta básica indispensable de una familia de cuatro miembros (30 productos), que además incluye elementos como gel antibacterial y cuestiones de aseo personal y del hogar, el precio alcanza 10,576 pesos. Si a eso le agregamos servicios como el pago de la luz, agua, teléfono y renta, se necesitarían alrededor de 22,182 pesos para tener todas estas condiciones de forma mensual”.
Añadió que “si las personas tienen alguna enfermedad crónica deben atender gastos en medicamentos y consultas que podrían elevar el presupuesto hasta los 38,546 pesos”.
El programa contra la inflación, propuesto por el actual Gobierno federal, no está funcionando, pues según, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), “los orígenes la inflación son las disrupciones en las cadenas de oferta globales, elevados costos de transporte y fletes internacionales, fuertes aumentos de la demanda agregada y la elevada liquidez monetaria producto de los programas de alivio financiero en las economías avanzadas”. Dado su carácter exógeno, estás medidas internas que pretende lograr una reducción inmediata del aumento de los precios no lograrán el efecto deseado en tanto continúen las presiones del exterior.
El invertir millones de pesos en este plan antinflacionario dada la proximidad de las elecciones gubernamentales, parece tener un propósito electoral. Aunque pareciera que se beneficiará a las familias con este plan a decir del mismo organismo “Si (…) esos 24 productos (incluidos en la canasta básica) se mantuvieran sin cambio en sus precios de abril el resto del año, la reducción de la inflación al final de 2022 por esa razón sería de sólo alrededor de un punto porcentual”, es decir, no implicará un alivio inmediato y significativo para la pesada carga de los trabajadores que intentan llevar el alimento necesario a sus hogares y sin embargo, si atrae simpatías sin fundamentos al proyecto de la 4T.
Sin un plan, a corto plazo, que vele por la seguridad alimentaria y genere empleos con salarios dignos, el porcentaje de hidalguenses que no pueden comprar los insumos más elementales para su alimentación seguirá en aumento. Cifras del CONEVAL revelan que, en Hidalgo al cuarto trimestre de 2020 (corte más reciente disponible), 51.0 por ciento de la población tenía un ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria.
Este indicador aumentó con respecto a igual periodo del año pasado, cuando era de 50.2 por ciento. Es decir, cada vez hay más hogares en nuestro estado en los que no se cuenta con los recursos suficientes para adquirir los alimentos más indispensables.
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