Las relaciones del Estado con la educación no pueden comprenderse sin al menos un breve análisis de la evolución histórica entre el poder del Estado y la educación.
En la Comunidad Primitiva, la educación no estaba confiada a nadie en especial, sino a la vigilancia difusa del ambiente. El niño colgado dentro de un saco a espalda de la madre se entremezclaba a la vida de la sociedad, ajustándose a su ritmo y a su norma. El niño antes de que bajara de la espalda de la madre había recibido de manera confusa el ideal pedagógico que el grupo consideraba fundamental para la propia existencia; el sentimiento profundo de que no había nada superior a los intereses y necesidades de la tribu, es decir al colectivo. Los niños a partir de los 7 años acompañaban a los adultos en todos los trabajos, los compartía en la medida de sus fuerzas y recibía como recompensa igual alimento que los otros. La diaria convivencia con el adulto le introducían en las creencias y las prácticas que su medio social tenía por mejores. Conforme al crecimiento del niño los adultos le explicaban, cuando la ocasión lo exigía, cómo debían conducirse bajo determinadas circunstancias. En este tipo de sociedad, la enseñanza era para la vida por medio de la vida; para aprender a manejar el arco, el niño cazaba; para aprender a guiar una piragua, navegaba, es decir se educaban participando en las funciones de la colectividad.
En el momento de la historia humana en la que se efectúa la transformación del comunismo primitivo a la sociedad dividida en clases (esclavista), la propiedad colectiva fue desplazada por la propiedad privada. La clase dominante tuvo que luchar contra las tradiciones de la tribu, además tenía que vigilar que no existiera el más mínimo intento de protesta. El ideal pedagógico no puede ser el mismo para todos; la clase dominante cultiva uno muy distinto al de las clases dominadas y debe procurar que la masa trabajadora acepte esa desigualdad de educación impuesta por la naturaleza de las cosas y contra la cual no debe rebelarse. Las clases superiores organizaron a la sociedad en un campamento militar y de su educación, el estímulo de las virtudes guerreras. El Estado se apoderaba del niño desde los 7 años, pertenecía al ejército activo hasta los 45, de ahí pasaba a la reserva hasta los 60 años. La educación militar era severa y cruel con el fin de endurecer el carácter y asegurar la superioridad militar sobre las clases sometidas, ese era el fin supremo de la educación rígidamente disciplinada. Este tipo de educación producía salvajes brutales, astutos, crueles y a veces heroicos, siempre capaces de mandar y hacerse obedecer. La clase dominante no sabía leer ni contar y despreciaba todo lo que no fuera una virtud guerrera y prohibían a los jóvenes interesarse por otro asunto que lo distrajera del ejercicio de las armas. Este tipo de sociedad esclavista se formó a expensas del trabajo de los esclavos, poseían y gastaban el fruto del trabajo ajeno.
La educación en la edad media. A medida que los pueblos conquistados dejaban de suministrar esclavos y riquezas, aumentaban más los impuestos, las gabelas y requisas. La miseria fue creciendo de modo tal que la explotación de enormes dominios por verdaderos ejércitos de esclavos ya no producía beneficios. El cultivo en pequeño volvía a ser el único remunerador; por lo que la esclavitud se había vuelto innecesaria. El esclavo dejaba de producir más de lo que costaba mantenerle. Durante la sociedad feudal, los monasterios adquirieron mucho poder y nada tiene que admirarnos que fueran también los monasterios las primeras "escuelas" medioevales. Desaparecidas las escuelas "paganas" la iglesia se apresuró a tener entre sus manos la instrucción. En estas escuelas las masas concurrían, pero no se les enseñaba a leer ni a escribir, solo se les enseñaba a familiarizarse con las doctrinas cristianas y mantenerlas por lo tanto en la docilidad y el conformismo, por lo que no instruían silo predicaban.
El que tenía interés en el estudio y no era hijo de siervo solo podía satisfacer su curiosidad ingresando a un monasterio, aislándose del resto y levantando una muralla entre su cultura y la ignorancia de las masas, cuando se menciona que los monasterios durante la edad media fueron las únicas universidades, debemos entenderlo en el sentido de universidades aristocráticas. Los señores feudales preocupados por aumentar sus riquezas por la violencia y el pillaje, despreciaban la instrucción y la cultura. Aunque el noble en ocasiones sabía leer consideraba el escribir como cosas de mujeres. El joven noble permanecía con la madre hasta los 7 años, pasaba luego como paje al servicio de un señor amigo. Escudero a los 14 acompañaba al caballero a la guerra, a los torneos y a la caza y al acercarse a los 21 se le armaba como caballero. De acuerdo a las exigencias de esta clase social, la caballería fue una idealización de las virtudes guerreras. Cualquier caballero de esa época hubiera considerado como la mayor de las humillaciones labrar con sus manos un pedazo de tierra, pero no encontraba reprochable asaltar los dominios del adversario, saquear, robar su ganado, hacer prisioneros de importancia para después pedir por ellos un rescate.
Desde que aparecen las clases sociales y por ende la propiedad privada, surge con ellos el Estado y este quiere controlar qué enseñar, cómo enseñar, con qué profundidad enseñar, con qué recursos enseñar, ellos son los que nos dicen qué tipo de hombre y de ciudadano es el que debemos conformar mediante el proceso educativo a la población, La educación está pensada para servir, no a quien la recibe sino a quien quiere y puede servirse del hombre educado, de quien tiene el poder y los recursos para emplear en su provecho las capacidades creativas del ser humano, en este caso potenciadas por la educación. La educación en nuestros días sirve para domesticar al hombre, para transformarlo no solo en un ser útil, sino además en un instrumento dócil en manos de sus explotadores. El proceso educativo es en esencia un trasiego de cerebros, los cuales pasan gracias a ese proceso de las filas del pueblo pobre a las filas de sus enemigos históricos, a las filas de la clase dominante para vigilar y acrecentar sus riquezas. La educación en manos de los poderosos, forma traidores a su clase ya que hace que los hijos del pueblo pobre se avergüencen de la humildad de su cuna y se alejen de los ideales de los necesitados, que se sientan ajenos y aun contrarios a esa gran masa de los proletarios del mundo. La actual educación domestica y corrompe al individuo, no solo lo transforma en siervo objetivo del poderoso, sino también en su aliado subjetivo, en defensor consciente y orgullosos de esa servidumbre, no solo acepta sus cadenas sino que las venera y defiende.
En nuestros días para la clase poderosa es fundamental tener en sus manos el control absoluto de la educación, ya que logra obreros alfabetizados, obreros intelectuales, obreros que planeen y organicen las fábricas, que creen nuevas máquinas, que inventen nuevas tecnologías, que incrementen la capacidad productiva del trabajo ya que con esto incrementan permanentemente sus ganancias. Los dueños de los grandes capitales del mundo necesitan la educación controlada de las masas ya que ellos no producen directamente nada, los que producen todo son los obreros, los intelectuales y manuales, los que crean nuevas y más sofisticadas herramientas, organizan las fábricas y mueven las máquinas. Es por eso que los gobiernos de todos los países reclaman, como un derecho, el monopolio de la educación.
Antorcha Magisterial consciente de esta situación está intentando formar a través de su Proyecto Educativo al hombre nuevo, competente, intelectual y personalmente honrado, modesto, solidario, dispuesto a dar más de lo que recibe, estudioso, aplicado, disciplinado y culto. Acércate a conocernos y se parte de este gran proyecto.
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