Arrancó la XX Muestra Nacional de Teatro y, por primera vez, será virtual. Es cierto que el teatro es un arte vivo, presencial e irrepetible, un arte que no puede ser si el espectador no está presente. Pero ¿qué pasa con él cuando se cierran sus puertas y el público no puede llegar? Lo que pareciera una novedad por la covid-19, es sólo la acentuación de un problema que ya existía, pues antes de la pandemia el teatro ya estaba muy abandonado. Cada vez eran más los teatros que cerraban sus puertas; las salas pocas veces se llenaban ya que siete de cada 10 mexicanos nunca asistían; algunos trabajadores teatrales tenían que sobrevivir con el mínimo apoyo que ofrecía el gobierno y el resto, con lo que pudieran; muchos de los temas abordaban superficialidades que poco aportaban en la educación del espectador, el teatro, en su mayoría, dejó de ser del y para el pueblo y se convirtió en una simple mercancía o en una fábrica de ego.
Con las cosas así, podemos entender que cuando la covid deje de ser un problema, el teatro no podrá cantar victoria porque sus males tienen un origen más profundo, pues lo que le sucede no es sino el reflejo de una sociedad enferma de gobiernos autoritarios, de injusticia y, sobre todo, de desigualdad social. Urge entonces una cura para nuestra sociedad y debe ser tan poderosa, tan efectiva, que a su vez el teatro mismo mejore.
Es por eso que Antorcha trabaja y lucha por cambiar la injusta realidad mexicana y lo ha hecho desde hace 46 años: transformar al país para que se transforme todo lo que en él converge, incluido el teatro. Ante esa noble, pero difícil tarea todos podemos y debiéramos sumarnos desde nuestras trincheras. El teatro lo hace, pues es uno de los medios más poderosos para ayudar en esta transformación y por ello ni siquiera en tiempos de pandemia puede permitirse un descanso, por el contrario, debe fortalecerse con los medios que estén a su alcance, las redes sociales en primerísimo lugar, porque la sociedad lo necesita cada vez más, necesita de las profundas reflexiones de los genios de la dramaturgia universal, de la crítica certera que contienen las grandes tragedias y comedias, necesita un teatro crítico, que eduque, sensibilice y politice a los espectadores, para que puedan comprender su realidad y decir: ¡basta! Pugnamos por un teatro del que salgan hombres más claros de ideas, fortalecidos, llenos de confianza en sí mismos, más solidarios, dispuestos a curar al país de la terrible enfermedad que padecemos: la desigualdad social.
Así que aquí está el teatro antorchista que no se rinde, que ha entendido que su tarea no es solamente lograr que se recupere este arte tan lastimado sino la sociedad entera. Mientras haya hombres y mujeres urgidos de una antorcha que ilumine su camino, habremos de llevar el mensaje de lucha, libertad y unidad en nuestras puestas en escena. Ya lo dijo Víctor Hugo: "que haya menos hombres en la sombra es incrementar el número de los que están a la luz; esa es la meta. Y por eso gritamos: ¡instrucción, ciencia! Aprender a leer es encender un fuego; todas las sílabas que se deletrean son chispas resplandecientes”. Por eso también gritamos: ¡arte! ¡Teatro! ¡Teatro de calidad! ¡Teatro para llevar luz!
Querido público, nuestra muestra ha cambiado de formato, pero jamás de esencia. La necesidad nos obliga a guardar distancia y en esta ocasión solo podrán ver nuestras obras a través de una pantalla, pero estén seguros de que volveremos a sus ciudades, pueb colonias, calles, allá en donde más nos necesiten, porque es ahí donde nosotros queremos estar.
Con mucho cariño y respeto, para todos ustedes, la XX Muestra Nacional de Teatro de Antorcha, da su ¡Tercera llamada, tercera! ¡Sean todos bienvenidos y disfruten de las funciones!
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