Rafael Ramírez Castañeda fue un maestro normalista revolucionario que impulsó la educación rural en México. Nació en Las Vigas, Veracruz, el 30 de diciembre de 1884.
Se sumó a la lucha a favor de Francisco I. Madero y, tras el triunfo de este, continuó con su labor magisterial. Fue también inspector escolar y, en 1923, fue nombrado jefe de la Primera Misión Cultural en Hidalgo y luego en Morelos.
La educación es una herramienta fundamental para el desarrollo de un país, y la herencia de figuras como Rafael Ramírez Castañeda debe inspirar a nuevas generaciones de educadores.
Desde 1931, a su actividad añadió la escritura de obras pedagógicas, entre las cuales se destacan La escuela rural mexicana, Cómo dar a todo México un idioma, La escuela de la acción dentro de la enseñanza rural y El sembrador.
Dedicó su vida a combatir las carencias y rezagos educativos que padecía la población pobre de México, particularmente los pueblos indígenas y comunidades rurales. Murió el 29 de mayo de 1959, a la edad de 75 años.
En los tiempos que corren, poco se habla de los ilustres maestros mexicanos que dejaron una herencia de conocimientos, actitudes y valores congruentes con sus ideales y formas de concebir lo que debe ser un país en progreso. Uno de ellos es Rafael Ramírez Castañeda.
Cabe preguntarse: ¿por qué hoy los maestros en México, los que logran acceder a maestrías, doctorados y los que no, se limitan a repetir las teorías educativas de otros países o a seguir fielmente, sin analizar críticamente, los programas del Estado hasta el hartazgo, y no a crear, promover y enriquecer la educación propia de nuestro país, así como lo hizo Rafael Ramírez Castañeda?
Si antes México había venido padeciendo rezagos en materia educativa, en los tiempos que corren la educación en México deja mucho que desear.
La herencia que va dejando la Cuarta Transformación es poco alentadora, sobre todo considerando que no se ha invertido lo suficiente económicamente en este año 2024 que ya casi termina.
Como se menciona en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que analizó el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2024:
“El gasto en educación para 2024 representaría 11.2 % del gasto neto total, un incremento real de 2.9 % con respecto a 2023. Estos recursos son insuficientes para abordar los desafíos como el rezago educativo.
En la última década, el presupuesto de educación se ha mantenido sin mayores cambios. Los sectores más afectados son la educación para adultos (-35 %), la educación superior (-14 %) y la educación básica (-6 %).”
Y ante este panorama: ¿qué podemos hacer? Sí podemos hacer y mucho.
Siguiendo el ejemplo de Rafael Ramírez, que impulsó la escuela rural mexicana, debemos seguir promoviendo el proyecto educativo de Antorcha Magisterial.
Este proyecto, que nació hace varios años, ha sido el detonante para que muchas escuelas en México hayan logrado y sigan logrando el reconocimiento de las autoridades y de las comunidades donde se encuentran como Instituciones Educativas Integrales.
Pero, sobre todo, busca cambiar la grave situación que atraviesa nuestro país en el ámbito educativo, siendo un contrapeso a la “política” educativa del gobierno de la 4T, que ha llevado a México a un atraso enorme en este sector.
Finalmente, para que México sea una potencia educativa, debe cambiar la clase en el poder y Antorcha Magisterial tiene que estar a la cabeza de esta lucha en el frente educativo a nivel nacional.
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