El triunfo de Morena en las elecciones recientes alegró a muchos. Y aunque hay simpatizantes realmente convencidos por el discurso de sus líderes, todos deberían reflexionar que la victoria no se debe a una sensación de bienestar general de la población.
Buena parte de la votación por Morena fue gracias a la presión y al chantaje abierto sobre los electores, condicionando a los más de 28 millones de beneficiarios a votar por Morena o ser dados de baja de los programas de apoyo del Gobierno. Sí triunfaron, pero hay que decir las cosas como son.
El Movimiento Antorchista siempre ha impulsado el desarrollo social y económico de los pueblos, educando y organizando a la gente para que luche por todo lo que haga más llevadera su vida.
Y es que la gente empieza poco a poco a resentir la falta de inversión pública y la ausencia de apoyo a la producción. El estado de las carreteras, la falta de medicinas y estudios médicos en las clínicas y hospitales, la ausencia de servicios de drenaje, las fallas constantes de la electricidad y la constante carencia del agua potable en pueblos y colonias, así como la migración en aumento por falta de apoyo al campo y el alza del desempleo, son pruebas de que el pueblo está abandonado a su suerte, a pesar de que se diga que está “feliz, feliz, feliz”.
Los apoyos con dinero que da el Gobierno ayudan a paliar el hambre de muchas personas, pero no propician crecimiento económico ni desarrollo social. La falta de inversión pública frena la generación de empleos, dificulta el comercio (si no hay trabajo, no hay dinero para comprar), encarece las mercancías y genera pobreza y violencia.
Por ello es que vemos hoy a jóvenes y adultos casi huyendo de sus pueblos y colonias en busca de un trabajo en los grandes campos agrícolas, a las empacadoras y maquiladoras, o a los Estados Unidos; unos buscan vender algo para subsistir, otros se tiran a las drogas o se enrolan en la delincuencia.
Por eso el Movimiento Antorchista siempre ha impulsado el desarrollo social y económico de los pueblos, educando y organizando a la gente para que luche por todo lo que haga más llevadera su vida.
Y no sólo son ideas, he aquí algunos ejemplos de las acciones antorchistas en la Sierra Sur de Veracruz:
Pero en toda la Sierra se lograron clínicas, centros de salud, puentes peatonales y vehiculares, decenas de escuelas de todos los niveles, plazas para profesores, concesiones de transporte (taxis y mixto rural).
Mención especial merece el impulso a la apertura y asfaltado de caminos con sus respectivos puentes vehiculares, por ejemplo:
Las últimas obras en Soteapan (La Unidad Deportiva, El Mercado y el Cessa) se iniciaron con recursos etiquetados por los diputados antorchistas a través del ramo 23.
Dos obras quedaron inconclusas porque el último recurso etiquetado no lo quiso aplicar la administración estatal de Cuitláhuac García y porque desde el año 2019 eliminaron el ramo mencionado.
Desde entonces, los pueblos marginados no pueden gestionar obras con recursos federales extraordinarios.
¿Quién ha hecho más, antes y después de las administraciones antorchistas en los municipios mencionados? ¿Qué otro grupo ha impulsado el desarrollo como lo ha hecho Antorcha?
Todas, absolutamente todas las obras y servicios logrados son para el beneficio de la gente en general. Ningún individuo podrá hacer más que la organización y la lucha, por eso el pueblo debe seguir luchando unido.
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