Aunque el incremento de la violencia en el estado ha acaparado con justa razón la mirada y la atención de todos nosotros, e incluso de los medios nacionales e internacionales, también existe otro mal que avanza silenciosamente y penetra hasta el último rincón de nuestros hogares: se trata del dengue, una enfermedad que cada día contagia a más personas sin que se vean acciones de las autoridades para acabar con el mosquito transmisor o campañas de información para evitar que, al consumir algún medicamento equivocado, el paciente complique más el contagio en lugar de combatirlo.
La voz de alarma sonó desde mediados del mes de enero de este año, cuando se dio a conocer que estábamos en el segundo lugar nacional con 152 casos confirmados, de los cuales 111 correspondían a dengue no grave, 38 a dengue con signos de alarma y 3 a casos graves (Tabasco Hoy, 20 de enero de 2024).
En un corto tiempo, los infectados pasaron de ser 152 a 2 mil 493; un aumento de más del mil 540 %. Díganme si esta cifra no es para alarmarse.
El problema es que desde esa fecha hasta ahora, es decir, en poco menos de 4 meses, ya son 2 mil 493 casos, tal como se ha dado a conocer en el Diario de Tabasco, basado en el Boletín del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría de Salud Federal.
De esos 2 mil 493 casos, mil 661 son de dengue no grave o clásico, 794 de dengue con signos de alarma y 38 casos de dengue grave o hemorrágico. Esto significa que, en este corto tiempo, los infectados pasaron de ser 152 a 2 mil 493; un aumento de más del mil 540 %.
Díganme si esta cifra no es para alarmarse, pero más que alarmarse, preocuparse por qué se va a hacer para remediar la situación.
Otro dato que hay que analizar es que las estadísticas nos colocan en segundo lugar porque sólo toman en cuenta el número de casos; y desde esa perspectiva nos gana Guerrero, que está en el primer sitio a nivel nacional con 2 mil 972 infectados; pero, si tomamos en cuenta la proporción de casos nuevos en un periodo de tiempo determinado respecto a la población en riesgo de padecer el dengue, los tabasqueños tendríamos como resultado un 93.7 % de incidencia y, por lo tanto, estaríamos ocupando el primer lugar a nivel nacional en este rubro.
En Tabasco, los municipios identificados como zonas de epidemia son Centro con mil 455 casos y Nacajuca con 355, mientras que Cunduacán con 99 y Jalapa con 97 son considerados zonas de alarma. Los demás casos se distribuyen en el resto del estado.
Otras entidades de la República que también padecen el mismo mal, pero en menor proporción, son Colima, Campeche y Quintana Roo; que, sumados al nuestro, suman tres estados del sureste que comparten la misma suerte, precisamente porque también comparten otras características como pobreza, marginación y falta de servicios como drenaje, alcantarillado, recolección de basura, etcétera.
Hace unos días, mis compañeros antorchistas del fraccionamiento 27 de Octubre y otras colonias del municipio Centro, acordaron en asamblea acudir a las autoridades locales para solicitar urgentemente una campaña de fumigaciones, recolección continua de basura y varias acciones más para combatir la reproducción y propagación del zancudo transmisor del dengue.
Ellos a cambio ofrecieron participar en faenas y en grupos organizados para colaborar con los servidores públicos y facilitar las acciones que tuvieran a bien llevar a cabo.
Hasta el momento que escribo estas líneas, desconozco si ya iniciaron alguna actividad de manera conjunta con las autoridades tal como se planeó en la asamblea mencionada. Si así no fuera, quisiera aprovechar este espacio para hacer un llamado a las autoridades correspondientes para atender las peticiones de la gente antes de que sea demasiado tarde, porque el rápido aumento de infectados por dengue, como ya lo estamos viendo, no da tregua.
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