Oaxaca sigue ocupando los últimos lugares en desarrollo social, pues las estimaciones del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2022, así lo confirmaron: “más 61.7 por ciento de oaxaqueños viven en pobreza, ocupando así, el lugar número 4 después de Chiapas, Guerrero y Puebla”, nuestra posición en los primeros lugares ha sido de décadas, por esta razón y otras de carácter histórico, Oaxaca es un pueblo rebelde, hervidero de la lucha social.
Los partidarios del materialismo histórico sostenemos que el desarrollo de las sociedades se produce de la lucha de contrarios, de quienes dirigen el estado, en alianza con los dueños de la riqueza, y por la otra parte, de la inmensa masa de pobres, el 61.7 por ciento según las cifras oficiales. Sin embargo, tal desarrollo ha sido lento porque la mayoría, cuantitativamente hablando, no ha cobrado consciencia de su número, de un plan de acción y progreso que pueda instrumentar y el camino a seguir. De manera que la lucha en contra de la injusticia social se ha dado de manera espontánea y dispersa, en cambio, ha sido latente la posibilidad de un estallido o confrontación violenta, como la que vivimos en 2006.
Esto lo tuvieron en cuenta los gobiernos priistas y panistas, que contaron con funcionarios prepotentes y reaccionarios, alérgicos a la lucha social, que quisieron mostrar sus verdaderas intenciones y, por lo tanto, sus ideologías contrarias a las de los luchadores sociales, que se manifestaron bajo otras formas, con el engaño, los trámites burocráticos y, finalmente, lo que mejor les ha funcionado, la manipulación ideológica, la propaganda en contra de los movimientos y líderes sociales, tendencia en el mundo, a la cual no le costó nada al presidente sumarse, al referir que “mueran las organizaciones y los movimientos populares porque sus intereses son de los líderes corruptos que lucran con la pobreza de la gente”, y así borran de un plumazo, todas las demandas de miles de ciudadanos inconformes que se movilizan en México y Oaxaca.
Lo cierto es que la mayoría de los políticos oaxaqueños de los gobiernos pasados, teniendo en cuenta la particularidad del estado, evitaron confrontarse abiertamente en la práctica o en sus declaraciones con las comunidades, fueron suficientemente cuidadosos y eso les permitió repetir puestos públicos.
Quien conoce y entiende bien la dura realidad de Oaxaca, sabe que las manifestaciones, como su nombre lo dice, son la forma que adquiere algo oculto, esencial que busca un cauce, ya que el continente ha sido rebasado. La teoría de la derecha y de los políticos reaccionarios de echarle la culpa a los líderes, de las manifestaciones y movilizaciones, es errónea, en tanto que se dejan llevar por deseos y prejuicios y no de la realidad objetiva, olvidándose de la esencia, que es, principalmente, la desigualdad, la pobreza y la marginación que vive el pueblo oaxaqueño, pero, si lo que quieren es combatir a las movilizaciones, deben combatirlas en su causa, y en ese sentido, los gobiernos priistas y panistas de todos los tiempos nunca pudieron combatirlas, ni con los encarcelamientos, ni con la confrontación directa, ni la denostación hacia los líderes. La realidad actual, es la prueba fehaciente de mi análisis, pues pululan organizaciones y movilizaciones por todas partes.
Con las promesas del gobierno de la 4T, antes y después de las campañas, muchos oaxaqueños de buena fe creyeron en el presidente de la república y de quien lleva la batuta en el estado a nombre de esa supuesta Cuarta Transformación, pues dijeron que se daría un cambio radical, que, “ahora el gobierno iba atender a las comunidades, que no iba confrontarse con las organizaciones sociales y con las demandas de éstas, que habría paz, tranquilidad y desarrollo en el estado”.
Pero además porque, aunque el gobierno de Morena, no se ha definido por su dirigencia nacional como un movimiento auténtico de izquierda, algunas de sus organizaciones y simpatizantes afirman que sí lo son; por lo tanto, son un nuevo gobierno, de puertas abiertas, de acuerdos con los sectores de la sociedad para generar estabilidad y poder sacar adelante sus proyectos y planes estatales.
Pero contrario a lo que pensaron muchos, hoy la realidad que vive el estado da muestras de confrontación, pese a algunos esfuerzos por acordar con algunos sectores, lo cierto es que se han visto intolerantes para acordar con varias organizaciones.
Para los antorchistas no es algo novedoso, tenemos nuestro posicionamiento, aun así, hemos dado nuestro voto de confianza a la Primavera Oaxaqueña, esperando que los funcionarios cumplieran con su promesa de gobernar para todos, de resolver las carencias de los pueblos y colonias, hemos sido pacientes, hemos aceptado las palabras de los funcionarios, aunque con muchas dudas, con toda nuestra experiencia de trato con funcionarios de todos los niveles y de diferentes partidos, tuvimos que pedirle calma a nuestros compañeros campesinos que nos advertían que se nos estaba maniobrando, que nos estaban dando largas. Y, en efecto, las pláticas y reuniones han resultado infructuosas y doy algunos elementos. Estamos en el mes de junio y no hay acciones y obras estatales, no hay claridad técnica, jurídica y operativa de cómo encauzar obras y servicios de miles de oaxaqueños humildes, en cambio, sí muestras de soberbia a nuestros reclamos.
Por todo ello, consideramos necesario informar lo que está pasando y la necesidad, ante la falta de respuestas racionales, concretas y efectivas. Somos luchadores de muchos años y sabemos que las primeras manifestaciones, sólo logran más odio por parte de quienes son evidenciados y en vez de resolver, se nos vienen ataques directos y embozados. Teniendo como antecedente el asesinato de nuestros compañeros líderes en Guerrero, advierto de cualquier atentado, llámese legal, administrativo, etcétera no serán otra cosa que represión del gobierno del estado en contra del Movimiento Antorchista en Oaxaca.
Espero que la capacidad y la madurez política de los funcionarios los haga comprender que el pliego estatal del Movimiento Antorchista no ha caminado y no vemos indicios por donde podamos decir que habrá solución. Esperamos que, en vez de confrontación, se nos den soluciones concretas para que desactivemos nuestras denuncias y planes de movilizaciones. De lo contrario, como luchadores de toda la vida, idearemos un plan de lucha de largo plazo, comprendiendo las circunstancias políticas del país y del estado, que la correlación de fuerzas entre los partidos de oposición que gobiernan el país, es minúsculo en comparación con los estados gobernados por morena, razones que hacen pensar a los políticos de esta línea “que no deben darle concesiones a los enemigos, en ceder en los chantajes”, que tienen el control y la fuerza política para aplastar a estos.
“Todo cambia”, dijo Heráclito de Éfeso, los que son, dejarán de ser, y los que no son, serán, todo depende de los errores que cometan, lo mismo que les pasó a muchos políticos grises del pasado. Los antorchistas siempre hemos defendido la razón y la verdad en manos, vamos a movilizarnos una vez más, una comisión, frente a palacio de gobierno los días 20 y 21 de junio, para pedir que nos atienda el secretario de gobierno o en su caso el funcionario que sepa concretar los acuerdos. Queremos la solución a obras de agua potable, en salud, en educación, en vías de comunicaciones y vivienda para los oaxaqueños.
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