En el estudio de la sociedad existe una rama específica, propia de la Ciencia Política y de la Sociología, dedicada a estudiar los movimientos sociales, desde cómo identificarlos, tratarlos en relación a las instituciones y contenerlos. Generalmente coyunturales, los movimientos sociales no suelen tener permanencia en la historia de una sociedad determinada pero sí logran establecer "agenda política", o sea, consiguen influir en las decisiones políticas de los Estados a través de su participación en los espacios públicos.
Por otro lado y como una secuencia y consecuencia de los mismos, algunos llegan a vencer los linderos temporales institucionalizándose mediante la figura sindical. Los sindicatos, que se supone deben proteger los intereses de sus agremiados, o sea, defender los objetivos de un grupo determinado, el cual comparte intereses, muchas veces terminan por no defender a los mismos y por ser herramienta política-electoral de la los partidos y la clase política.
En este contexto es que está instaurada la lucha magisterial, que se ha conformado como sindicatos y como movimiento social dependiendo del panorama político concreto. Independientemente de la atomización en la lucha magisterial y de la división entre un sindicato "reconocido" y otros subdivididos, en las últimas fechas, y bajo el nuevo Gobierno Federal, el magisterio ha dejado de figurar en la vida política del país de manera relevante. Las últimas demandas en dos de los estados, con un movimiento magisterial más activo que el resto (Michoacán y Oaxaca), no han debido ser calladas o reprimidas porque no han sido escuchadas, pareciera que el magisterio se dirige por una ruta peligrosa hacia su institucionalización gris, donde las demandas particulares de sus agremiados no tendrán peso.
Siendo uno de los aliados más relevantes en la campaña del ahora Presidente de la República Mexicana, se ha encontrado, a apenas 100 días de gobierno, traicionado en sus medios y fines. La solución ni se antoja sencilla en teoría ni será de fácil implementación. El magisterio debe reunirse en torno a un liderazgo claro, consciente y valiente, que sepa leer el momento político y posicionar al movimiento nuevamente, dentro de la agenda política del país, pero no como herramienta político-electoral, sino como un actor y grupo de poder con suficiente autonomía para negociar y dignificar a sus agremiados.
ANTORCHA MAGISTERIAL
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