Uno de los principales temas ante la covid-19 es la preocupación constante de las enfermedades respiratorias y algunas secuelas que esta trae consigo a nivel de sistema respiratorio, y en segundo lugar el sistema circulatorio.
Lamentablemente una de las secuelas son las adicciones, que traen consigo consecuencias a nivel biopsicosocial, que va creciendo poco a poco, y que no se le da el lugar que merece para tener una verdadera intervención.
Ya de por sí en México, ante la falta de una regulación de sustancias que provocan las adicciones, también van en aumento, de acuerdo con la Gaceta de Medicina de la UNAM “actualmente tres millones de personas son adictas al alcohol, 400 mil a sustancias psicoactivas y 15 millones al tabaco”, explicó la doctora Guadalupe Ponciano Rodríguez, académica del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Ante esta situación, hay un aumento peligroso al consumo de las sustancias psicoactivas llamadas popularmente “drogas recreativas”, que al ser económicas y de fácil acceso para la mayoría de la población vulnerable, como los adolescentes entre 11 a 17 años, esta da como punto de partida para ingerir otro tipo de sustancias químicas, psicotrópicas entre otras, que al combinar con alcohol se hace un cuadro severo de adicción difícil de reconocer por el consumidor y que requiere de una larga intervención médica.
Este tipo de adicciones se hicieron más severas ante el confinamiento debido a la pandemia de covid-19, unido a la falta de una verdadera estrategia e intervención antes, durante y después de la pandemia. La población más afectada son aquellos que no salían a trabajar, no contaban con los recursos para tomar clases de manera correcta desde su casa, lo único que dejaba ver era probar por primera vez o incrementar las llamadas “drogas recreativas”, sustancias que actualmente van dejando huella en la juventud y tocando a fondo la dinámica de las familias, aumentando con esta situación la deserción de escuelas, consumo inadecuado de bebidas alcohólicas, que en la mayoría son de venta ilegal para los menores de edad.
Una de las sustancias psicoactivas más populares es la marihuana y aunque hay amparos ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para el uso con fines lúdicos y recreativos, no se debe considerar que los menores de edad tienen la madurez, el desarrollo biológico, mental, psicológico y el conocimiento necesario para el uso adecuado; todo lo contrario, la mayoría de estos jóvenes viven en situaciones complejas, con dinámicas familiares difíciles, con escasos recursos en todos los sentidos y ante este panorama las adicciones se hacen mucho más severas de tratar y es lamentable que en muchas ocasiones no existen los medios para un tratamiento adecuado.
Cierto es que el tema de las adicciones es más profundo. El gobierno debe de tener estrategias fundamentadas en la ciencia para prevenir y ayudar a los entornos más vulnerables garantizando una adecuada intervención.
Debemos exigir al gobierno de la 4T que garantice una adecuada participación ante el tema de las adicciones que ha dejado una profunda huella después de la covid-19, comprometerse genuinamente a los tratamientos, el seguimiento, la oportunidad de que los sectores más pobres y vulnerables tengan el acceso a un adecuado y continuo proceso de recuperación de la salud, como parte del derecho que tenemos todas y todos los mexicanos.
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