Siempre he dicho y hoy lo sostengo: no existe actualmente un partido político oficial que represente y vele por los intereses de los que menos tienen, que en nuestro país somos la mayoría.
Hoy, después de las elecciones del 5 de junio del presente año vuelvo a ratificar lo antes mencionado, pues basta con solo asomarse a los datos de participación de los estados en los que hubieron elecciones para destacar el hecho de que la gente ya no ve como opción a los partidos existentes hasta el día de hoy.
Los datos que señalo son comparativos de las elecciones de 2016 y 2022 respectivamente, en donde se eligieron a los gobernadores: Tamaulipas pasó de una participación del 56.23% al 53.31%, 2.92% menos; Durango pasa de 56.77% al 50.46, 6.30% menos que la pasada elección; Aguascalientes del 51.98% al 46.02%, 5.96% menos que en el 2016; Hidalgo pasó del 60.07% al 47.58% de participación, 12.49% menos; Oaxaca de 58.84% a un raquítico 37.79%, o sea 21.05% menos en la participación de electores y Quintana Roo que pasó de un 54.04% a un 40.45%, un 13.59% menos con respecto a 2016.
Decidí tomar esos datos por el hecho de que las elecciones, de acuerdo a lo que se elige tienen importancia distinta ante la población.
Ahora bien, se necesitaría estar cerrado para que ante el fenómeno marcado del abstencionismo que existe en la población para salir a votar, se pueda decir que se goza de una enorme democracia, pues la democracia comienza con la participación plena de los ciudadanos y los hechos nos muestran que ninguno de estos 6 estados rebasa por mucho el 50% de participación ciudadana y aquí cabe la aclaración de que el declive en la participación de los votantes también se marca en la elección para presidente de la república, tal y como se observó en 2018.
Con estos datos, por mi parte digo, sin que me tiemble la lengua, que el pueblo de México ya no ve como alternativa a ninguno de los partidos políticos oficiales y que por el contrario, la abstención está en espera de un partido nuevo, con proyecto de nación realista para abatir los problemas de nuestro tan sufrido México y que tenga a nuevos políticos surgidos del pueblo mismo.
La abstención es un síntoma más del hartazgo social y bien haríamos en contribuir para la creación de ese partido, pero también en la creación y formación de hombres y mujeres dispuestos a trabajar desde las trincheras públicas en favor de los que menos tienen, porque desde ahí también se puede.
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