En el marco del papel de la evaluación en el mejoramiento de la calidad educativa, se discuten las consecuencias que pueden tener las evaluaciones del rendimiento de los alumnos, que los maestros aplican al final del ciclo escolar. El trabajo se centra en la revisión del estado del conocimiento sobre el tema y de las prácticas intelectuales al respecto.
Se encuentra que la investigación no apoya la idea, ampliamente arraigada, de que reprobar a quienes no obtienen resultados satisfactorios produzca un rendimiento superior la segunda vez que se cursa un grado. La investigación y la experiencia soportan la práctica alternativa de promoción automática, acompañadas de evaluaciones de enfoque diagnóstico y formativo, que apoyen esfuerzos de atención individual de los alumnos, en función de su avance y sus necesidades individuales. Se propone que una política de promoción cuasi-automática de los alumnos, con las debidas precauciones y junto con otras medidas, podría contribuir tanto la cobertura como los niveles de rendimiento en el sistema educativo mexicano.
Conforme al acuerdo de la Secretaría de Educación Pública 16/06/21, publicado en el Diario Oficial de la Federación, solo podrán asignarse calificaciones numéricas de la escala del 6 a 10 a alumnos de primaria y secundaria. El documento firmado por la titular de la Secretaría de Educación, Delfina Gómez Álvarez, indica que el registro de calificaciones finales para este ciclo escolar no podrá ser inferior a 6.
Según las autoridades educativas, esta medida se toma para no rezagar a los alumnos y así “mitigar los efectos negativos de la pandemia en los aprendizajes, mediante una valoración diagnostica que permita conocer el avance del aprendizaje de las y los educandos durante el ciclo escolar, así como establecer un periodo extraordinario de recuperación”.
La decisión generó cuestionamientos sobre si es lo mejor, considerando que esto puede tener repercusiones en el futuro para los estudiantes ya que en nuestro sistema escolar prevalece la idea de que el estudiante reprobado, debe ser apartado de la convivencia educativa. De acuerdo con los resultados de la prueba PISA 2018, solo alrededor de la mitad de los estudiantes logran aprendizajes suficientes.
Dicha medida tiene como fin contar con datos meramente estadísticos y no busca realmente solucionar el problema del rezago educativo en el que se encuentra nuestro país después de la pandemia. Ignorar las verdaderas causas del fenómeno, como la desigualdad social, el factor económico, social y cultural, la falta de una infraestructura adecuada, problemas familiares, es condenar al alumno a vivir en un atraso educativo por décadas.
El proyecto de educación en nuestro país está desligado de las verdaderas necesidades educativas que garanticen la formación y desarrollo de todos los educandos, y sigue sin considerar a fondo la situación del estudiante en su contexto escolar, social y familiar.
Una vez más el Estado Mexicano demuestra su incapacidad en materia educativa.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario